Señora (siempre hay una señora en estas cosas): - Déjame un momento las llaves de la sacristía para ir preparando la exposición del Santísimo.
Chica maja y simpática y fabulosa (yo): - Momento que traigo una chica (muy) embarazada que está un poco mareada. Le abro la sala para que se pueda sentar y vuelvo.
Medio minuto después:
- Las llaves. Perdona, es que no quería tenerla de pie.
- Sí, claro, pero la iglesia tendrá que ser primero, ¿no?
Incluso en la casa del Señor, a veces no hay sitio en la posada, tampoco.
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