domingo, 9 de septiembre de 2012

0 Un obispo habla de la excarcelación de enfermos terminales de ETA

(...) Soy consciente de que algunos pensarán que no les parece justa una salvación eterna obtenida gracias a un arrepentimiento en el último momento, después de haber hecho sufrir a tantas personas inocentes a lo largo de la vida. Pero lo cierto es que el ladrón que estaba crucificado a la derecha de Cristo, goza de la vida eterna en el Cielo (cf. Lc 23, 43)... Tal vez a algunos les cueste entender que el amor de Dios es ‘gratuito’, de la misma forma que a otros les cuesta entender que la salvación de Dios no es ‘barata’... ya que requiere nuestra libre aceptación y nuestra conversión sincera.

En efecto, Jesús reprendió a quienes juzgaron como injusto que los que habían llegado a última hora a trabajar a la viña, recibiesen la misma paga que los que se habían afanado desde la primera hora de la mañana: “¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener envidia porque yo soy bueno?” (Mt 20, 15). Pero tampoco deberíamos olvidar en ningún momento las palabras categóricas con las que el mismo Jesucristo nos recuerda que sin conversión no puede haber salvación. ¿Sería lícito acaso arrinconar los textos del Evangelio que nos resulten incómodos? Así, por ejemplo: “Si no os convertís, todos pereceréis” (Lc 13, 5), o también: “Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición” (Mt 7, 13), etc.

Queridos hermanos, los momentos claves de nuestra vida no son aquellos que suelen ocupar la atención de los medios de comunicación, ni siquiera los que constan en los anales de la historia. Por el contrario, lo más importante y lo definitivo de nuestra vida tiene lugar en el interior de la conciencia, en esa relación que Dios mantiene con cada uno de nosotros, fuera de luces, cámaras y fotógrafos...

Alguno me dirá que estoy hablando sólo para los creyentes. Ciertamente, me he expresado en la confianza de dirigirme a quienes comparten conmigo el pan de la Palabra de Dios y el pan de la Eucaristía. Sin embargo, no puedo por menos de acordarme de una reflexión que hizo hace ya bastantes años el entonces Cardenal Ratzinger: No hay creyente al que no le haya asaltado alguna vez en su vida la duda de que Dios no exista. Como tampoco hay ateo al que no le haya asaltado la duda de que Dios puede existir. Por ello este mensaje evangélico es perfectamente predicable a todos. El Evangelio es ‘Palabra de vida’ para la totalidad del género humano, sin excluir a nadie. 


Puedes leer la homilía completa aquí:

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

y en tu camino seré el andar Copyright © 2011 - |- Template created by O Pregador - |- Powered by Blogger Templates