viernes, 15 de febrero de 2013

8 ¡Muletas fuera!

Yo andaba con muletas, pero no lo sabía. Como con muchas otras cosas de la fe, primero vino la acción, la obediencia, y solo más tarde, la comprensión.

La acción empezó en serio con el comienzo de la Cuaresma, casi mi primera Cuaresma como creyente. No sé muy bien por qué. Tal vez por obediencia a la Iglesia, que pide austeridad como preparación para la Pascua. Pero probablemente más por obediencia a un impulso muy fuerte, como ese que nos lleva a decir un “te quiero”, sin poder evitarlo, en el momento más inoportuno. Más que una obediencia, una necesidad manada a borbotones del amor, oscura en su destino pero inapelable en su mandato.

Eliminé pequeñas cosas del día a día. Pequeños caprichos. Un dulce, un cigarro, un rato de televisión. Nimiedades. Y me di cuenta de lo importantes que habían sido. Aún más, me di cuenta, al no tenerlas, de que había ido saltando de una a otra, como quien atraviesa un río sobre piedras, evitando mojarme con el resto de la jornada, negando las horas o mirándolas solo de reojo. Los momentos de placer estaban siendo mis muletas, en las que me iba apoyando para no gastar mis fuerzas en aceptar la vida, en sentirla de lleno sobre la piel.

El tiempo se vuelve extraño cuando deja de girar en torno a los instantes que teníamos establecidos, y nos obliga a mirar en nuestro interior en busca de nuevos puntos de referencia. Es un momento perfecto para preguntarnos dónde ponemos el punto de apoyo de nuestra vida, o simplemente para caminar en el aparente vacío junto a Dios, abandonados por completo a Su tiempo y a Su presencia.

Cuánto me queda por aprender, y por crecer, y por confiar.

8 comentarios:

  1. Cuánto me gusta lo que dices... =)

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  2. Con frecuencia buscamos "consuelo" en estos pequeños momentos de placer, o de evasion. Pequeños consuelos que calman las pequeñas ansiedades, pero son un callejón sin salida. Pero si conseguimos evitar estas anestesias transitorias, podemos aspirar a consuelos mayores y verdaderos. Podemos identificarnos mejor con el salmista: “como busca la cierva corrientes de agua viva…”, y “tengo sed de ti, como tierra reseca, agostada…” .
    Estamos llamados a caminar sin muletas, a correr a grandes zancadas. Gracias por recordarlo.

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  3. "Cuánto me queda por aprender, y por crecer, y por confiar" Me encanta tu humildad, tu estudio y análisis interior, de cómo has eliminado lo superfluo, y de cómo has encontrado la Verdad. Estás iluminada, e iluminando, sigue alumbrándonos.

    Saludos

    Víctor Clavero

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  4. Grissom: precioso comentario. Me encanta.
    Víctor: en ocasiones la luz está en nuestro interior, pero no la vemos hasta que alguien, desde fuera, nos hace de simple espejo ;))

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  5. ¡¡¡Jajajajja!!! No mientas, que a veces me das caña :PPPP

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  6. Leí sobre tu conversión en otro blog, Dios te bendiga, que "el esplendor del Rey" te cautive en la Vigilia Pascual, yo llevo 25 años de católica conversa al catolicismo, y no he sido defraudada. Hice, tal vez, el camino inverso al tuyo, aunque con los mismos sentimientos de vaciedad: estaba lista para salirme del catolicismo y hacerme atea, o por lo meos agnóstica, pero justo en ese momento, llegaron a mi parroquia unos predicadores extranjeros, entré en una comunidad y hasta hoy...

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