miércoles, 30 de enero de 2013

2 You pay? Pues yo también.

De vez en cuando sale un vídeo o un anuncio en el que actores majísimos empiezan el día con una sonrisa o una buena acción que va contagiándose a todas las personas que se encuentran, hasta generar una epidemia de buenrollismo que cautiva al espectador.

El problema es que con un puñado de actores y una cámara puedo crear la realidad paralela que me dé la gana. Puede ser esa, o justo la contraria: un actor se levanta con una gran sonrisa y a la que sale a la calle se lleva un bofetón, por imbécil. O mientras se lava los dientes es abducido por una nave extraterrestre al ritmo del Gangnam Style. Lo que sea. Que lo diga un anuncio es muy loable, pero no lo hace creíble.

Hace una semana estaba almorzando con un compañero de trabajo (yo ensalada rancia de táper y él sándwich de máquina. Cómo han cambiado los tiempos) y me contó dos experiencias curiosas que tuvo durante unas vacaciones en Estados Unidos. Fueron estas:
"Recuerdo que los peajes de las autopistas estaban a los lados, y no solo no era obligatorio pasar por ellos sino que había que desviarse para abonar el importe. Yo al principio no lo hacía, y veía a los americanos salir de su camino para pasar por el peaje. Finalmente, me acabó remordiendo la conciencia y acabé por pagar yo también." 
"En el restaurante del hotel pasaba algo parecido: era un salón enorme, con muchas puertas, y había que ir expresamente a la caja a pagar. No había ningún tipo de control. Nosotros íbamos y comíamos sin pagar. Un día, un padre y sus cuatro hijos nos vieron, extrañados, y nos preguntaron si no pagábamos. Nos hicimos los tontos. Al día siguiente, nos dimos cuenta de que ellos tampoco pasaban por caja."
Esto es real. Las buenas costumbres se contagian. Las malas, también. Y muy rápido. La cuestión es: ¿qué mundo queremos construir hoy, ahora mismo, en cuanto levantemos la vista de la pantalla?


2 comentarios:

  1. Desgraciadamente España es el país de la picardía, se mira con buenos ojos al que defrauda, al que evade los controles sin ser pillado...¡qué listo es! les dicen. Y para colmo, los que mandan... qué contaros que no sepais.
    Pero los cimientos están en la familia, hay que educar a los hijos con valores... y esos están en el cristianismo. Y con valores y educación se tiene clase, granito a granito te vas formando, y a donde vas se nota.
    Se ha creado una sociedad en el que "tanto tienes tanto vales", es una sociedad enferma, materialista... se ha instaurado la cultura del todo vale, con tal de pisotear al prójimo y ascender.
    Mi experiencia me ha hecho ver que al final cada uno está donde se merece, hay una justicia divina que pone todo en orden, lo único que se pide es paciencia para verlo, aquí en La Tierra, o cuando evolucionemos hacia la Luz.
    La felicidad está en la humildad, la entrega y el amor. Fuera de esto, el vacío.

    Saludos

    Víctor Clavero

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  2. Pues sí. El ambiente general es ese: la picaresca y el egoísmo. Pero hay tantas buenas personas, honestas y generosas... que cuesta mucho perder la esperanza.

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