"¿Crees que yo trabajo para los pobres por sacrificio, o por ganarme algo, o por ser mejor? ¡No! Yo lo único que hago es disfrutar de lo que Dios me ha puesto por delante. De mis fuerzas. Del amor inmenso que Él me da y que yo intento llevar a mis hermanos. Porque ni siquiera el amor con que yo Le amo es mío: él me lo ha dado primero. Como dice San Pablo, yo ni siquiera puedo pronunciar el nombre de Jesús si Él no lo pone en mi boca. Y yo disfruto todo esto que Él ha dispuesto para mí. Y lo que me mande, sea un cáncer o sean riquezas, las disfrutaré igual."
Esto me lo ha soltado esta tarde mi catequista, sin anestesia y sin avisar ni nada. Bueno, un zumo sí me dió, para la impresión.
Y luego me dice que ella solo es una anciana que no sabe nada. Santa mujer.
domingo, 30 de diciembre de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario