jueves, 6 de diciembre de 2012

4 Si Jesús hubiera bajado hoy en día, vestiría de traje

Es una frase que me dijeron esta mañana y que se me ha quedado ahí, dando vueltas, haciendo eco de rato en rato, en la cabeza.

Jesús vestiría de traje, tal vez. Pero no sería un alto ejecutivo. Sería uno de esos jovencitos que se acaba de sacar un módulo y busca su primer empleo, y que acude (con un traje siempre grande o pequeño, con zapatos inapropiados) a una de esas empresas que en el argot empresarial llamamos "cárnicas", a que le saquen la sangre, la salud y la dignidad, todas juntas, en lo que se tarda en estampar una firma.

Suelo bromear diciendo que el Apocalipsis no llegará nunca mientras el Maligno esté tan entretenido dirigiendo mi empresa. Pero es más una maldad mía que algo cierto. Mi empresa no es la peor, ni mucho menos. Me han hablado de empresas en las que los empleados saben que solo estarán un tiempo determinado: lo que tarden en enfermar, por el estrés y la falta de tiempo para alimentarse. Donde yo trabajo hay avaricia, engaño, crueldad y egoísmo. Como en todas partes, y menos que en muchas. Y esto ya me parece suficientemente preocupante.

Tengo un amigo que trabaja en una empresa muy parecida a la mía. A veces nos llamamos en horas de trabajo para quedar, por ejemplo, para ir a misa por la tarde. Él, católico convencido, instintivamente baja la voz, como si en lugar de ir a misa estuviéramos planeando acudir al rodaje de una película pornográfica. Está mal visto ser el católico de la oficina.


Sí, tal vez Jesús vestiría de traje. Y bendeciría la mesa en las cenas de trabajo, seguramente, sin importarle el qué dirán. En lugar de intentar codearse con los directivos, serviría a los más humildes. Sería firme con los injustos. No mentiría jamás, mucho menos en su propio beneficio. Miraría al corazón de los que le ofendiesen y les amaría. Estaría siempre dispuesto a un sacrificio más, pero no para ascender sino para levantar del fango a los que van cayendo por el camino. Sería manso y transparente, pero también inflexible: el Reino y su semilla son lo que importa.

El próximo lunes, cuando vuelva al trabajo, llevaré conmigo un propósito. Que Jesús esté en mi empresa, de traje. En mi traje.

Sin excusas. Sin "es que". Sin paliativos.

¿Te sumas? ¿Quién dijo miedo?


4 comentarios:

  1. Interesante las cosas que dices, pero por que no vivirlas todo los Dios en ves de esperar ha que Jesus baje, creo que debemos de estar preparados a la llegada, tienes mucha razón cuando mencionas que a El no le importa las personas que lo rechazan si no todo lo contrario, busca intensamente amarlos a cada uno de ellas, espero que sigas creyendo y perseverando en este camino en el cual nos encontramos metidos como cristianos. Muchos Saludos y felicitaciones por el Blog.

    Diego | Alabanzas cristianas

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  2. yo dije miedo!! y mucho!! jajajaja...(y aun así me lo propongo día a día)

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  3. ¡¡¡Jajajaja!!! Y yo también. Pero cada jornada es una oportunidad nueva :)

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