jueves, 27 de diciembre de 2012

13 Dios no es mi padre

Están poniendo estos días un anuncio bastante curioso en las estaciones de metro. Lo firma no sé qué asociación de fisioterapeutas, y advierte a los padres del peligro de tirar bruscamente del brazo de sus hijos cuando se desplazan con ellos a pie, ya que pueden causarles lesiones en el codo.

Contaba Donato Miguel Gómez-Arce en Todo sobre mi padre la historia de una vecina suya cuya madre era alcohólica y cuyo padre las maltrataba. Y se preguntaba cómo podía hablarle a esa chica de Dios como padre, cómo podía hacerla entender.

Durante muchos años esperé a un Dios-padre tal y como yo lo entendía, y todavía a veces lo sigo esperando. Un Dios que me indique cada paso a dar, que lo tenga todo planificado por mí, que lo sepa todo en mi lugar. Un Dios para el que nada fuera suficiente, nada lo bastante bueno, nada digno de su aprobación. Y me sorprende, y me desconcierta, que me consuele, que le quite importancia a las cosas, que me diga "confía en mí y no te preocupes más, anda" con un punto entre tierno y divertido.

Dios es Padre, pero los padres no son Dios. Los padres se equivocan, tienen miedos, y manías, y obsesiones. Junto al más sublime amor de un padre palpita el barro del que estamos hechos. Los padres tiran, a veces, del brazo de sus hijos hasta hacerles daño, porque somos así de idiotas, de egoístas o impacientes. Dios no se impacienta nunca. Nos tiene muy calados, eso sí, pero sabe que al final lo conseguiremos. Que al final comprenderemos. Conmigo le queda lo suyo, pero ahí sigue, esperando.




13 comentarios:

  1. ¿Y nosotros? ¿Somos hijos?

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  2. Madre mía Susana, pero por qué me gustará tanto lo que escribeeeees!?? jajaja
    Es que disfruto, en serio, me das fuerzas para seguir luchando por mi fe y reforzarme en ella. Me ayudas a seguir comprobando que esto merece la pena y que descubrir a Dios ha sido lo mejor que me ha pasado en mis 17 añitos de vida. Me siento muy, pero que muy identificada contigo, yo creo que nos parecemos bastante. :P Un besazo muuy fuerte!
    P.D: Ah! y el apartado ese de ahí arriba: "¿Qué puedo hacer por tí?" me encanta... Muy al estilo de Pablo Domínguez ;D Yo te hablaría por whatsapp, pero veo que hace mucho que no te conectas, jo...

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    1. Vaya, muchas gracias. Comentarios como el tuyo me animan a seguir escribiendo, jejeje.
      Ya no tengo whatsapp. Lo tuve en su día, pero quité la 3G del móvil para reducir gastos. Ya sabes, la crisis...

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    2. Yo sí que te doy las gracias :)
      Tengo la ilusión de conocerte a ti y a los demás iMisioneros si me voy el año que viene a Madrid a estudiar Medicina, aunque lo veo difícil por la nota, el presupuesto y tal... :(
      Un abrazo!

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    3. Pues entonces toca hincar codos, que aún hay tiempo, jejeje. Pero aunque al final no vinieras a estudiar, cuando hagamos el próximo iEncuentro eres bienvenida. Puedes venirte el fin de semana y quedarte en mi casa, si quieres :)

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    4. Vaya, te agradezco muchísimo que te ofrezcas de esa forma! :D
      A mi me encantaría, el problema sería explicarle eso a mis padres... Jajaja
      Por eso este año toca dedicarme a hincar codos, como bien dices, y ya veré dónde acabo el curso que viene...
      De todas formas eso lo tengo yo ahí pendiente, y ya me las ingeniaré para hacer alguna escapada cuando pueda... ;D Un beso!

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  3. Sí, claro. Mejores o peores, pero hijos. Lo que quise decir es que Dios sí es Padre, pero aún es más: un padre perfecto e infalible. Y nosotros somos hijos imperfectos, como todos los hijos menos uno ;)

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  4. Ay, qué razón llevas... Soy madre de dos criaturas y muchas veces pienso que el puesto me queda grande. Bueno, más bien, enorme. No sé si tienes hijos, pero es taaaaan difícil ser padre! Como bien dices, somos imperfectos, y no te puedes imaginar el sentimiento tan desgarrador que supone ser consciente de que tus imperfecciones en ocasiones dañan a tus hijos. Y no me refieron a daños físicos como el del anuncio de los fisioterapeutas, sino daños morales y espirituales. Formar a una persona desde cero es una responsabilidad enorme, que a mi a veces me sobrepasa y me aterra. Como bien dices, los padres no somos Dios, y a veces la tarea es muy complicada.
    Mi hija mayor está en esa etapa en la que ya no es un bebé pero tampoco se puede razonar demasiado con ella, y ya no hay que preocuparse sólo por si come, duerme... sino que empezamos con pequeños desafíos morales (aprender a compartir, no pegar, etc.) y a tener que implicarnos en su formación religiosa (rezar con nosotros, estar en silencio en la iglesia, entender que en Navidad viene el niño Jesús), y no veas lo complicado que es a veces. Y no tiene aún ni tres años!

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  5. Sigo...
    Y de repente, frente a esos minúsculos desafíos del día a día, nos chocamos con la maternidad/paternidad de Dios. Fíjate que a mi me encanta el concepto de "Dios madre", quizá porque la imagen de la madre está mucho más asociada (quizás injustamente) a la calidez, la paciencia y el consuelo con/para los hijos. Una madre perfecta, que no es de barro como yo.

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    1. Hay un cuadro que me gusta mucho y que representa la vuelta del hijo pródigo. En él, el padre, Dios, está representado con una mano de hombre y otra de mujer. Me parece una metáfora maravillosa de lo que significa el amor de Dios.

      http://1.bp.blogspot.com/-cD7wevo5sFM/UMD8u_UQjbI/AAAAAAAAAZo/9WwttjB87Fk/s1600/el_regreso_del_hijo_prodigo.jpg

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  6. Hay que saltar a la paternidad de Dios(muchas veces los acontecimientos nos ayudan, no tenemos más remedio). Tuve "la suerte" de que el padre Cantalamessa nos hablase una vez de Dios padre y para mi fue todo un descubrimiento, por ejemplo, ver cómo proyectamos en Dios atributos de padre según entendemos y esto también influye en nuestra relación con Él...y todo un descanso entender que es otra cosa...(tendemos a limitar a Dios y nos decepcionamos de las limitaciones que le atribuimos...explicado mal y pronto). Si puedo te mando algunas anotaciones de esos días, por si te sirven. A mí me encanto y me cambió y asentó muchas cosas.

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    1. Pues me gustaría mucho, seguro que aprendo un montón. ¡Gracias!

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