miércoles, 17 de octubre de 2012

0 Sin la razón no hay fe

Tengo que robarle parte de su artículo a Todo era bueno porque, si estuviera más de acuerdo, reventaría. Todo lo que sigue es de TEB. El subrayado que lo estropea entero es mío.

 "Alégrese el corazón de los que buscan a Dios" (Sal 105,3). Si el hombre puede olvidar o rechazar a Dios, Dios no cesa de llamar a todo hombre a buscarle para que viva y encuentre la dicha. Pero esta búsqueda exige del hombre todo el esfuerzo de su inteligencia, la rectitud de su voluntad, "un corazón recto", y también el testimonio de otros que le enseñen a buscar a Dios."


No sé si -a este lado de la muerte- la búsqueda de Dios finaliza porque uno lo ha encontrado totalmente y para siempre. En cuanto aferramos a Dios y nos parece "tenerle" se nos escapa, como se nos escapa cualquier persona a la que creemos conocer. Si el otro es un misterio permanente, ¡cuánto más Dios!

Pero me llaman la atención dos asuntos de este número del catecismo:


  1. -Para encontrar a Dios hace falta "todo el esfuerzo de la inteligencia". No basta pues con esa formación infantil e infantilizante tan frecuente en la Iglesia, cuyos exponentes son el halago de la "fe del carbonero" o la "crucifixión de la razón" cuando no toca. Generar cristianos que al entrar en la Iglesia se dejen fuera la cabeza es una estafa respecto de Dios y respecto de los hombres. La razón es uno de los primeros dones de la providencia de Dios, y Dios no se deja encontrar de quien no quiere entenderle, aunque sepa que nunca lo podrá "aferrar". Dios no cabe en nuestra razón, pero quienes renuncian a la razón renuncian a conocer a Dios. Dios nos ha hecho enteros, y no robotitos con el coco vacío, como parecen pensar esas tendencias espirituales que sustituyen la búsqueda honesta de Dios por  una variante de "Yo te diré todo lo que necesitas saber y lo demás es vanidad de vanidades". La dirección espiritual infantilizadora y para estúpidos ha hecho más estragos en la Iglesia que la pornografía de Internet. Basta ya de darle a quienes buscan a Dios sustitutos del mismo, regurgitaciones de la propia experiencia, reducciones formulísticas. Dios hizo al hombre con razón incluida. Y ni se ha equivocado ni se ha arrepentido. Quienes piensan que el modo más puro de ser creyente es el de quien no se pregunta se equivocan de religión. No deberían llamar la serenidad de la fe a lo que es la modorra de la lobotomización. 
  2. -Es también necesario el testimonio de otros que enseñen a buscar. Bien dicho. Gente que "enseñe a buscar", no gente que acabe con la búsqueda a cambio de una baratija, con la pretensión de que los resultados de la propia búsqueda han de ser válidos y normativos para todos. Buscar, y buscar bien, nos ennoblece tanto o más cuanto el haber hallado alguna de las etapas -siempre provisionales- de los caminos de Dios. Porque Dios es peregrino, siempre está unos pasos por delante, siempre en movimiento. Enseñemos a buscar, en lugar de formulear. Y para ello, es necesario ser nosotros mismos buscadores expertos, incansables, insaciables. Sólo quien sabe buscar puede enseñar a otros a buscar. Muchas veces el hallazgo de la verdad depende de que se formule la pregunta correcta.

En resumen:
  • La Nueva Evangelización es -también- enseñar a preguntar con inteligencia. 
  • Y dejar que el otro vaya encontrando respuestas, sin miedo a que éstas sean algo diferentes a las nuestras. 
  • En el campo de juego de la Iglesia Católica hay miles de millones de modos de jugar que conducen al Gol. 

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