miércoles, 31 de octubre de 2012

2 ¿Nos vamos de bares?



"Los disfraces, los bares y lugares de fiesta, el espectáculo externo. Todo esto lo considero meramente ambiental, como he dicho antes. Sin embargo, el resultado final no busca aquello que el corazón del hombre ansía, que es su felicidad. El argumento de muchos, de todas las edades y creencias, se mantiene en que es un día para pasárselo bien, sin más. Y yo les diría que es un día sin más, y por eso mismo invalida la búsqueda de la felicidad del hombre, que siempre está en el horizonte y exige intensidad y constancia, y detrás lo único que deja “este día” es de nuevo el vacío anterior. Aunque, me matizo a mí mismo, no devuelve verdaderamente al “vacío anterior” sino que profundiza su vacío y su desánimo por encontrar la felicidad más allá de una noche, causando así más daño; y, por otro lado, rompe en más de una ocasión el proceso que algunos habían ido haciendo, provocando contradicción en sí mismos, entre lo que piensan y creen y lo que viven, entre su voluntad por construir su vida y plegarse al resto de la sociedad… La cuestión de la felicidad no puede ser usada de pretexto para cualquier tema. O para justificar todo."

 
Vía José Fernando Escolapio, a propósito de Halloween... pero me vale para cualquier sábado por la noche.

2 comentarios:

  1. Hay en este tema un importante problema de base o educación. Se sale de noche para relacionarse, se ingiere alcohol u otro tipo de sustancias para facilitar esta relación, los hombres principalmente, ahora más las mujeres, fijan como objetivo el sexo, y, finalmente, cada uno prioriza sus deseos nocturnos hacia ese fin. A veces, los deseos corporales se anteponen a los racionales. Supongo que es un problema de falta de valores y pienso que al final, hay que respetar lo que da la naturaleza a cada ser humano, hay personas que son felices y no son creyentes.
    V. Clavero

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  2. Yo creo que el post de Josefer iba más en contra de la utilización de la fiesta como único medio para lograr la felicidad. Lo que defiende es una búsqueda contínua, día a día. El irse de fiesta en sí no tiene nada de malo, al contrario.

    Es cierto que hay personas que no son creyentes y son felices, y me parece estupendo. Pero, si fueran mis hijos, a mí me gustaría que al menos se lo plantearan. Que se informaran y luego,, sabiendo lo que hay, eligieran creer o no. No conozco ningún creyente que no prefiera perder la vida antes que la fe, y eso me hace pensar que es algo muy, muy bueno.

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