domingo, 28 de octubre de 2012

2 Cristiano, nivel 30

He encontrado por ahí un texto precioso, al parecer de un manuscrito medieval, llamado "Un sacerdote debe ser...". A mí me parece una definición perfecta de a lo que debemos al menos aspirar todos los cristianos, así que me he tomado la libertad de cambiarle el título. Al fin y al cabo, cualquier bautizado es sacerdote, ¿no? Pues eso. Aquí no se libra nadie.

 

Un cristiano debe ser


Muy grande
Y a la vez muy pequeño,
de espíritu noble como si llevara sangre real
Y sencillo como el labriego.

 Héroe por haber triunfado de sí mismo
Y el hombre que llegó a luchar contra Dios.
Fuente inagotable de santidad
Y pecador a quien Dios perdonó.

Señor de sus propios deseos
Y servidor de los débiles y vacilantes.
Uno que jamás se doblegó ante los poderosos
Y se inclina, no obstante, ante los más pequeños.

Y es dócil discípulo de su Maestro
Y caudillo de valerosos combatientes.
Pordiosero de manos suplicantes
Y mensajero que distribuye oro a manos llenas.

Animoso soldado en el campo de batalla
Y mano tierna a la cabecera del enfermo.
Anciano por la prudencia de sus consejos
Y niño por su confianza en los demás.

Alguien que aspira siempre a lo más alto
Y amante de lo más humilde…

Hecho para la alegría
Y acostumbrado al sufrimiento.
Ajeno a toda envidia.

 Transparente en sus pensamientos.
Sincero en sus palabras.
Amigo de la paz.
Enemigo de la pereza,
Seguro de sí mismo.


("Completamente distinto de mí", comenta humildemente el autor. Angelico.)
 
 

2 comentarios:

  1. Preciosísimo. Una joya. Lo llevo a mi comunidad el miércoles. :-)

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  2. ¿Verdad? A mí me tumbó cuando lo leí; me sorprende que no esté más difundido.

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