- Ir a confesarte y contarle a tu sacerdote que tu trabajo te aburre, que ya no te motiva.
- Regresar a casa y encontrarte un sms de un amigo ofreciéndote un trabajo nuevo, más interesante y mejor pagado.
Como diría Leroy Jethro Gibbs, no creo en las casualidades...
jueves, 2 de agosto de 2012
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