miércoles, 6 de febrero de 2013

13 Detrás de Ti, por favor

Llevo desde el viernes pasado queriendo sentarme a escribirte sobre la adoración, y ahora te contaré por qué. Por otra parte, este mes en Nos ponemos en camino estamos reflexionando sobre el liderazgo. En principio son conceptos casi contrapuestos. Pero no me da tiempo a escribir dos post y dormir, y lo de dormir es innegociable, así que ha decidido meter las dos cosas en la batidora y ver si sale algo comestible. Deja el bicarbonato a mano: con la cena he hecho lo mismo y el resultado... bueno, tú deja el bicarbonato a mano.

Te cuento la historia del viernes. Pero primero te pongo en antecedentes. hace tiempo que alguien me comentó si nunca había escrito sobre la adoración. Pues no, y desde aquel día lo intenté, pero no me salía nada. Adorar es adorar, decía yo, y tampoco hay más vueltas que darle.

El viernes estábamos en misa, en una capillita que es ya casi como mi casa, y al otro lado de una pared de madera, en la iglesia, se estaba celebrando un funeral. No sé quién se habría muerto, pero está claro que o bien tenía muchos amigos o bien debía mucho dinero, porque allí estaba medio Madrid. Qué barbaridad.

Terminó la misa en la iglesia casi cuando nosotros empezábamos. Se armó un barullo tremendo fuera, y al poco entraron dos señoras a la capilla, envueltas en abrigos de pieles. Se sentaron en el banco de delante de donde yo estaba, y se pusieron a charlar de sus cosas.  Pobres, acaban de salir de un funeral, la emoción, me dije yo. La misa continuaba, y la cháchara de las señoras también. Empezaba a estar claro que era una conversación de peluquería y que les importaba un pepino que los demás estuviésemos en silencio. Pero si no han venido a la misa, ¿qué hacen aquí? Y entonces se me encendió la bombilla. Fuera hacía un frío que pelaba, y allí dentro se estaba calentito. Qué mejor sitio para echar una charleta. Y si los demás están celebrando misa, pues mejor, así no molestan. Lo comprendí, y me enfadé, pero no dije nada.

Pensé que en la consagración, al menos, guardarían un poco de respeto, pero no fue así. Y allí estaba yo, de rodillas, debatiéndome entre cortarles la cabeza u ofrecerles un té para amenizar la tertulia, cuando resonaron las palabras del sacerdote: "Porque este es mi cuerpo, que será entregado por vosotros...". Aquellas dos señoras proseguían su animado coloquio, sin ninguna consideración, sin la más mínima deferencia hacia el propio Cristo, pero a Él no le importaba. Venía y se entregaba también por ellas, se les seguía ofreciendo: se hacía alimento y esperaba. Cristo no decía "este es mi cuerpo, que será entregado por vosotros, menos por esas dos señoras, que me tienen la cabeza como un bombo." No, no hacía distingos. Su vida, su vida entera, era, es, también para ellas. Fue en ese momento cuando pude intuir un poquito de su grandeza y un mucho de mi bajeza. En ese momemto le amé con locura, y comprendí, solo entonces, qué significa adorar. Adorar es tratar de medir la distancia inmensa que nos separa de Dios y perderse por el vértigo en los primeros pasos. Pero adorar es también darse cuenta de que Él ya ha salvado esa distancia, y viene a cogernos de la mano. La adoración es alivio y a la vez asombro ante lo inabarcable. Tiene la fuerza de ese impulso que nos obliga a echarnos al suelo o agarrarnos a algo ante la vista de un abismo a nuestros pies. Es comprender que no puedo comprender. Es darse cuenta de que hay amores a los que no se puede corresponder justamente, sino aceptarlos en su inmensidad y en su gratuidad, aunque apenas una parte infinitesimal quepa en nuestra pequeñez. «Cuando el corazón está muerto y ya no tenemos la más mínima oración ni súplica alguna, ojalá el Señor cuando venga pueda encontrarnos postrados rostro en tierra por siempre», decía Isaac el Sirio.

Pero ¿cómo había llegado yo a esa conclusión? ¿Por ser muy lista? No, desde luego. Me habían llevado, de la manita y poco a poco para que no me despistara por el camino. Me habían llevado con amor, a través de la entrega y del perdón, hasta la adoración. Me habían llevado con el ejemplo, con la propia vida entregada al límite, con la fuerza del que realmente lucha porque le importa. Eso es lo que hace un líder.

Hace poco leía una cita que ya te puse por aquí y que decía: “Business is simple.Management’s job is to take care of employees. The employees’ job is to take care of the customers. Happy customers take care of the shareholders. It’s a virtuous circle”. El trabajo del líder es cuidar de los empleados. El trabajo del líder es, realmente, servir. Saber qué necesita su grupo para trabajar mejor y proporcionárselo. El servicio, la entrega y el amor genuino son el combustible, a veces el único, para sacar adelante un trabajo capaz de elevar a las personas, de traer un poco del Reino a este mundo. La verdad y la limpieza de corazón son las piedras que van marcando los senderos hacia esa meta.

No es nada complicado. Mejor dicho, sí lo es, muchísimo. Pero tenemos al Líder de verdad caminando por delante de nosotros, como iba hacia Jerusalén, con paso firme mientras los discípulos le seguían, muertos de miedo. Tal vez el truco sea ese: no olvidar Quién nos precede, y así, en medio de los mayores desastres, podremos levantar la vista y mirar por dónde nos va indicando el camino.


13 comentarios:

  1. He pasado muchas veces por la misma situación que has pasado, donde uno ya ha comprendido lo que realmente es adorar, pero otros dentro de la congregación no lo hacen. A veces nos entra un tipo de celo que nos consume, pero creo que es el amor y el respeto hacia Jesucristo lo que nos hace sentir asi. ¿Cómo faltarle el respeto a aquel que entrego su vida por nosotros? Quizás nunca lo comprenderemos. Pero sí podemos orar por aquellos que lo hacen y que algún día llegan a comprender lo que verdaderamente es adorar.

    Dios te bendiga.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es cierto, es muy complicado. Cada uno tiene su camino hacia el Señor, y tal vez ese que nos parece que no comprende nos pueda enseñar mucho mañana. Creo que es la forma de enfocarlo: con mucho amor y respeto. No sé.

      Eliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Es que Él se humillo a nuestra pequeñez y se hizo hombre por nosotros para demostrarnos simplemente de que si el mismo Dios se hizo hombre y pudo llevar una vida de santidad, porqué carambas nosotros no? Cuán grande sacrificio y entrega. Si ya amamos a Jesús sacramentado tanto como para querer hacerlo respetar a toda medida que sea ese amor nuestra fortaleza y valentía de llevar su magnitud a todo lugar y de ver su rostro en toda persona, recuerdo ahora que un periodista preguntó una vez a la Madre Teresa de Calcuta: ¿Dónde encuentra
    la fuerza para vivir aquí en medio de tanto dolor y tanta miseria? Y ella respondió: En
    la misa y comunión de cada día. Bendiciones Susana!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que has dado con la clave, Mariam: ver Su rostro en cada persona. Hasta en el que nos parece más indigno a nuestros ojos.

      Eliminar
  4. Pues yo lo siento mucho, pero cuando vivo una situación así el corazón no se me llena de amor ni de actitud de adoración. Yo en esos momentos no puedo reprimirme y siempre pido por favor a quien está montando lío que guarde silencio. Por respeto a Dios y al prójimo. Corrección fraterna lo llaman.
    ¿Si hubieran sido niños también te habrías callado o les hubieras "regañado" amorosamente?

    ResponderEliminar
  5. ¡Hola, Magais! Aprovecho que tu comentario es el último para contestarte aquí y no con una respuesta, porque no consigo que las respuestas a los comentarios dejen de verse tan pequeñitas.

    Pues no tengo muy claro por qué no dije nada. En principio porque no las tenía todas conmigo de que decirles algo, en aquella situación y aquel momento, fuera a ayudarlas en nada a acercarse a Dios. Hubieran salido fuera y hubieran hecho lo mismo que dentro, pero pasando frío. Pero sobre todo por un motivo egoísta, y es que a los demás nos estaban haciendo mucho bien. Nos estaban dando la oportunidad de no solo decir "como nosotros perdonamos a los que nos ofenden" sino de materializarlo justo en aquel momento. Nos estaban enseñando a tener paciencia, a acoger en nuestra casa, en la casa de Dios, incluso al que nos fastidia. Y nos daban la ocasión de ofrecer aquella pequeña molestia por ellas, cosa que no podríamos haber hecho de haberse quedado fuera.

    En cuanto al respeto por la propia ceremonia, es menos defendible.

    ResponderEliminar
  6. A mi tampoco me deja poner respuestas... así que te respondo aquí!
    Pues sí, llevas razón con todo lo que apuntas. Está claro que a mi me sale el "espíritu de madre regañona" en momentos así, jajajajaja!
    Un abrazo!
    (Por cierto, me gusta tu foto! Gran sonrisa!)

    ResponderEliminar
  7. Muy acertado!! La adoración surge cuando se experimenta la distancia entre Dios y uno mismo. Gracias!! (Además vale para explicar el Evangelio de este domingo jejeje).

    ResponderEliminar
  8. Magais: Creo que las mujeres siempre tenemos algo de madres. Es parte de nuestro encanto ;)

    Willy: ¿Te refieres al del domingo 10? Anda, pues no se me había ocurrido... ¿Cómo ves que encaja?

    ResponderEliminar
  9. Desde situaciones distintas tu y Pedro habeis llegado a la misma experiencia: la distancia entre Dios y nosotros, como Dios acorta esa distancia y como el darse cuenta de esto produce la adoracion, el reconocimiento de la grandeza de Dios y, mas aun, el seguir a Cristo a donde quiera que vaya e imitarle en su entrega hasta el limite de nuestras pobres fuerzas.

    ResponderEliminar
  10. Me ha encantado tu post Susana: "Adorar es tratar de medir la distancia inmensa que nos separa de Dios y perderse por el vértigo en los primeros pasos"
    Esas mujeres no estaban allí por casualidad, estaban como "prueba" de amor, paciencia..." y tú estuviste sobresaliente, lo que no entiendo es cómo no las deslumbraste.

    Saludos

    Víctor Clavero

    ResponderEliminar
  11. Estoy de acuerdo contigo, las casualidades no existen. Pero creo que en este caso estaban para que Dios me deslumbrase a mí a través de ellas, más que al contrario...

    ResponderEliminar

 

y en tu camino seré el andar Copyright © 2011 - |- Template created by O Pregador - |- Powered by Blogger Templates