jueves, 10 de enero de 2013

14 Catolicismo de estampita

Hace unos días discutía (amigablemente. Más o menos) con un amigo ateo acerca de las barrabasadas que se pueden decir si uno coge la Biblia, corta un par de frases de donde le apetece y empieza a sacar conclusiones (justo lo que él estaba haciendo). La Biblia, le decíamos, no puede comprenderse si no es en su conjunto, en lectura y oración reposadas. Como mínimo. Y añadiría que atendiendo al Magisterio de la Iglesia, que las inspiraciones particulares tienen mucho peligro.

Es cierto que Jesús no hablaba para eruditos, pero no es menos cierto que cuando hablaba no le entendía ni el gato. Ni sus propios apóstoles. Solo a la luz de la Resurrección y con mucha ayuda del Espíritu se empezaron a enterar de qué iba la cosa. Y nosotros no somos más listos.

Sigo a varias cuentas católicas en las redes sociales, y me doy cuenta de que nosotros, los católicos, cometemos a veces el mismo error que mi amigo: dedicarnos únicamente a recortar citas bíblicas de aquí y de allá, con el agravante de pegarlas sobre un fondo hortera antes de darle a publicar.

(Comentario al margen: ¿Qué nos pasa con las horteradas? Desde que me hice católica vivo con el miedo de despertarme un día y sentir la imperiosa necesidad de cubrir mi casa de santos sacados de algún calendario y vírgenes de plástico fluorescente).

Obviamente, no tengo nada contra las citas bíblicas, solo faltaba, ni contra las frases de santos. Una sola cita puede, un determinado día, hacerte comprender todo, de pronto. Puede ser la oración más sincera o la rendija que se abre en la puerta de la esperanza.

Lo que me preocupa es que alguien pueda considerar que como alimento espiritual son suficientes, que sería como considerar que alimentarse solo de gominolas es suficiente. Las gominolas son el complemento perfecto, si se quiere, cuando uno ya ha almorzado verduras, carne y fruta.

Eso sí, las estampitas, como punto de libro, son perfectas.

14 comentarios:

  1. Me suena ese debate, jejeje.
    Con respecto a las citas, es verdad que a veces podemos quedarnos con la gominola, o encontrar una cita amarga o a primera vista incomprensible. Por eso es tan necesario tomar siempre la SE con respeto y atencion, pudiendo acceder al contexto de la cita, y orando con ella, referenciando la Palabra con nuestra propia vida, que tantas veces podemos encontrar "reflejo". Y como no, el estudio, no solo directo de la Palabra de Dios, sino tambien de lo que el Magisterio se refiere a ella -> te recomiendo la Dei Verbum, del CVII y la Verbum Domini, exhortación del Papa BXVI.
    Con respecto a las estampitas, bueno, hay imagenes e imagenes (habré visto... jejeje), de una manera u otra siempre hay quedarse con la ejemplaridad del santo, este reflejada en la imagen de forma humana o edulcorada hasta el empacho.

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  2. Saludos...

    La verdad, leyendo este texto... no puedo más que suscribirlo de principio a fin, sobre todo cuando dices lo siguiente: "(Comentario al margen: ¿Qué nos pasa con las horteradas? Desde que me hice católica vivo con el miedo de despertarme un día y sentir la imperiosa necesidad de cubrir mi casa de santos sacados de algún calendario y vírgenes de plástico fluorescente)".

    Ciertamente hay que escapar de este catolicismo de estampita, más que nada por el peligro de no ir más allá.

    Por cierto, me ha hecho gracia, pero yo también uso (sólo) las estampitas (pocas) como punto de libro.

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  3. Disiento sobre las citas, es más, incluso depende de qué cita. Podría estar de acuerdo para quien desconoce en conjunto o por partes las Escrituras. Tampoco hace falta ser un sesudo erudito. Creo que a veces parece que hablamos solamente para gente de un determinado nivel formativo o de edad.
    Disiento porque las citas, las jaculatorias, las frases de los santos en boca de una anciana, de una señora mayor, son una muestra viva de una vida entregada y de fe; quizás a su manera, pero ya me gustaría a mí tener un tercio de su perseverancia. Como las estampitas, esas estampitas que puede que lleven en su bolso, que tengan en su habitación, o incluso en su cuarto de estar junto a algún Sagrado Corazón. No es una superchería, es muestra de fervor que no podemos cargarnos de un plumazo. No me refiero solamente, que también, a que me parezcan entrañables, es que me parecen además encomiables.
    Yo uso las estampitas como marcadores de libros, no poque sí, porque cada una de ellas representa en su imagen la vida de quien allí aparece; porque en su reverso está esa oración que me resulta especial, por eso no utilizo las cintas del Diurnal, por ejemplo, sino una estampita en concreto para cada hora.
    Porque puedo ser muy moderno, o muy actual, pero sí, lo primero que te encuentras cunado entras en mi casa es una estampita de Nuestra Señora del Perpetuo Socorrro, para recordarnos a nosotros mismos, y señalar a quien entre, que esta casa es de unos hijos de María.
    No creo en absoluto que sean un error ni las citas ni las estampitas, el error puede estar en querer mirarlas como lo absoluto, ergo en el ojo que las mira o las lee, más allá de aspectos estéticos.
    Abrazos,
    Enrique Casanueva

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  4. Hola... no me puedo reprimir de comentar algunas cuestiones ;D

    En general estoy de acuerdo con la entrada, pero creo que hay más dimensiones en el asunto de la comunicación de del mensaje cristiano. Los versículos bíblicos o las estampitas pueden ser utilizadas de muchas formas y también recibidas de muchas formas. Sucede de forma similar que cuando dos personas hablar de algo en la que una de ellas es un experto y otro un lego total. El experto no puede refrenar su ímpetu de inundar al lego con sutilezas sobre cosas que ignora, incluso en lo superficial. Resultado, el lego sale corriendo para salvarse de la inundación que se echa encima.

    Con el Evangelio pasa lo mismo. Según se progresa y se va dominando la "jerga católica" nos vamos dando cuenta que podemos expresar sutilezas y cuestiones que con el lenguaje común nos resultaría imposible. Hablar en nuestra jerga a una persona alejada de la Iglesia, carente de referencias y seguramente, poseedora de los prejuicios bien vistos socialmente, es una locura. Lo mejor que podemos conseguir es que salga corriendo, pero puede reírse en nuestra cara o echarnos una bronca colosal. Lo que no conseguiremos será comunicar lo que queremos entregarle.

    Si traspasamos esto a las redes sociales, nos encontramos con un entramado de contactos con una tremenda heterogeneidad. Sobre todo si nuestra cuenta acoge a familia, amigos, conocidos y otras gaitas diversas. En esta sopa de verduras, lanzar un versículo de la Biblia sin más, es toda una aventura. Si es cierto que puede utilizarse para pescar alguna polémica interesante, pero hay que saber ajustar nuestro lenguaje a quienes nos pregunten o respondan.

    Uno de los problemas más complicados de la Iglesia es la comunicación. Una homilía del Papa es maravillosa para quien la sabe degustar y asimilar... pero para muchas personas es un mensaje críptico lleno de vaguedades y conceptos vacíos. Un comunicado de prensa de un Obispado, puede ser especialmente útil para comunicar las actividades realizadas o a realizar, pero seguramente generará frialdad a quienes buscamos algo más una realto frío.

    Una estampita es un pequeño icono y hay libros y libros escritos sobre algunos iconos. Se dice que el iconógrafo no pinta, sino que escribe el icono, porque cada color, posición, palabra, tiene un mensaje. Hay que saber leerla. Hay estampitas que son fotos de una imagen o de una estatua, pero no por ello dejan de contener un mensaje para quien sabe leerlo. El problema es que si se la enseñamos a un lego en el asunto, se reirá de nosotros porque lo que el ve es un vacío, insustancial y un sinsentido.

    La "batalla" del lenguaje no es algo secundario, sino la principal a la que los cristianos nos enfrentamos en estos tiempo modernos. ¿Que lenguaje utilizamos para comunicar el Evangelio? El tema da para escribir 30 libros.

    Saludos :) Néstor Mora

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  5. Todos los post me parecen acertados, pero estoy muy en perfecta sintonía con el de Scalando y Nestor Mora. Me encanta visitar a esas personas mayores que no pueden salir de casa por sus achaques y enfermedades, que tienen dolores inmensos, pero que esperan la Eucaristía cada semana con un fervor inimaginables. Se abrazan a la cruz de modo admirable y se preocupan de todos los que tienen alrededor más que de sí mismos. ¿Cómo alimentan su fe? Pues precisamente con esas frases de los santos y esas estampitas que llenan una estantería o el cristal de la mesa camilla, con su rosario y con cualquier cosa que les llega. Algunas te pueden hablar de la Trinidad con una claridad tremenda. Supongo que a más de uno nos han dado una lección de teología digna de cualquier doctor versado en la materia precisamente estas personas. Como he entendido a Nestor Mora, cada uno tenemos nuestro propio lenguaje de fe y Dios sabe hablarnos y alimentarnos a cada uno de modo que entendamos y hagamos nuestro el mensaje de Cristo.

    Gracias por el post y los comentarios. Un abrazo a todos.

    Guillermo

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  6. No me gusta etiquetar. Lo he aprendido hace mucho tiempo. Y también he aprendido que hay gente con mucha menos formación, retiros, acceso a la Palabra y entendimiento que yo, pero con mucho más amor en su cotidianeidad. Porque esto al final ¿de qué se trata? Cada uno que ponga sus dones, lo que tiene, eso nos pide el Señor. Y hay gente, personas, que sólo pueden poner un centavillo, pero lo ponen con todo el amor del mundo.

    Respecto a la Palabra, las citas, las interpretaciones... Creo que no es verdad que a Jesús no le entendieran sino... ¿cómo le seguían tantos? Hablaba con parábolas y con ejemplos del día a día pastoril, marinero y pobre de los sencillos. Hablaba de la vida y de Dios. Y, por cierto, dio cera a mansalva a eruditos, sacerdotes, levitas... Las personas que más saben de Dios son las que, al final, más y mejor aman.

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  7. En todo esto, lo bonito es redescubrir como la Iglesia peregrina durante 2000 años ha encontrado formas innumerables de piedad y amor a Dios, en respuesta a su Amor primero, eterno y misericordioso. No pasa nada si ahora se toman menos estampitas, o (por desgracia, claro) se construyen menos catedrales, mientras sigamos amando a Dios, respondiendo a su llamada, cada cual con sus cosas.

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  8. Bueno, bueno, ¡qué manera de darme para el pelo en un momento, jajajajaja! Sois geniales.

    Estoy de acuerdo con vosotros. Creo que tenemos en mente situaciones diferentes. Tendría que haber precisado mejor, perdonadme.

    Yo cada vez que se habla de erudición me acuerdo de mi queridísimo y admirado cura de Ars: un señor que, intelectualmente, daba para lo que daba, y que fue capaz de convertir a media Francia. A cuánta gente no ayudaría. Y todo, a fuerza de oración y sacrificio.

    ¡Claro que una persona que lleva toda la vida perseverando en la oración nos da mil vueltas a los jóvenes! Y a mí, que soy una recién llegada, doscientas mil. De hecho, una de esas personas es la que me está enseñando lo poquito que sé. Ella dice que hace "teología de zapatilla". Ya quisieran muchos teólogos de libro hacer esa teología de zapatilla.

    Mis tiros iban por otro lado. Cuando voy al Rosario por las tardes, en cualquiera de las dos o tres parroquias a las que suelo ir, allí estamos las señoras y yo, que por el segundo misterio ya me he dormido. Vamos, que están las señoras. Una vez vi a un joven y me dieron ganas de sacarle una foto, por si no me creían cuando lo contase. Y las señoras, al menos las que yo conozco, no tienen Facebook ni Twitter ni nada que se le parezca. No sé si veis por dónde voy.

    Mi temor es que exista gente que use el catolicismo como un manual de autoayuda, porque es lo que se hace en su pueblo o porque queda mono. Que las imágenes y las citas, en lugar de ser puentes hacia algo más, sirvan solo para tranquilizar las conciencias o para alimentar supersticiones.

    Parte del catolicismo en España acepta y difunde cosas como esta:
    http://todoerabueno.blogspot.com.es/2013/01/las-ultimas-revelaciones-del.html?m=1
    Así que no toda la guerra está ganada...

    Hay algo que ha apuntado Néstor que me parece muy interesante: ya no se trata de nosotros mismos. Al publicar en redes sociales estamos comunicando. Le estamos contando al mundo qué es ser católico. Una cita o una imagen pueden llegar más fácilmente que un discurso, por supuesto, pero también se prestan más a malas interpretaciones y a prejuicios. Me parece una reflexión necesaria el preguntarnos cómo nos van a ver desde fuera, si estamos realmente comunicando lo que queremos comunicar, antes de pincharle al "publicar".

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  9. Bueno, bueno, ¡qué manera de darme para el pelo en un momento, jajajajaja! Sois geniales.

    Estoy de acuerdo con vosotros. Creo que tenemos en mente situaciones diferentes. Tendría que haber precisado mejor, perdonadme.

    Yo cada vez que se habla de erudición me acuerdo de mi queridísimo y admirado cura de Ars: un señor que, intelectualmente, daba para lo que daba, y que fue capaz de convertir a media Francia. A cuánta gente no ayudaría. Y todo, a fuerza de oración y sacrificio.

    ¡Claro que una persona que lleva toda la vida perseverando en la oración nos da mil vueltas a los jóvenes! Y a mí, que soy una recién llegada, doscientas mil. De hecho, una de esas personas es la que me está enseñando lo poquito que sé. Ella dice que hace "teología de zapatilla". Ya quisieran muchos teólogos de libro hacer esa teología de zapatilla.

    Mis tiros iban por otro lado. Cuando voy al Rosario por las tardes, en cualquiera de las dos o tres parroquias a las que suelo ir, allí estamos las señoras y yo, que por el segundo misterio ya me he dormido. Vamos, que están las señoras. Una vez vi a un joven y me dieron ganas de sacarle una foto, por si no me creían cuando lo contase. Y las señoras, al menos las que yo conozco, no tienen Facebook ni Twitter ni nada que se le parezca. No sé si veis por dónde voy.

    Mi temor es que exista gente que use el catolicismo como un manual de autoayuda, porque es lo que se hace en su pueblo o porque queda mono. Que las imágenes y las citas, en lugar de ser puentes hacia algo más, sirvan solo para tranquilizar las conciencias o para alimentar supersticiones.

    Parte del catolicismo en España acepta y difunde cosas como esta:
    http://todoerabueno.blogspot.com.es/2013/01/las-ultimas-revelaciones-del.html?m=1
    Así que no toda la guerra está ganada...

    Hay algo que ha apuntado Néstor que me parece muy interesante: ya no se trata de nosotros mismos. Al publicar en redes sociales estamos comunicando. Le estamos contando al mundo qué es ser católico. Una cita o una imagen pueden llegar más fácilmente que un discurso, por supuesto, pero también se prestan más a malas interpretaciones y a prejuicios. Me parece una reflexión necesaria el preguntarnos cómo nos van a ver desde fuera, si estamos realmente comunicando lo que queremos comunicar, antes de pincharle al "publicar".

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  10. Bueno, bueno, ¡qué manera de darme para el pelo en un momento, jajajajaja! Sois geniales.

    Estoy de acuerdo con vosotros. Creo que tenemos en mente situaciones diferentes. Tendría que haber precisado mejor, perdonadme.

    Yo cada vez que se habla de erudición me acuerdo de mi queridísimo y admirado cura de Ars: un señor que, intelectualmente, daba para lo que daba, y que fue capaz de convertir a media Francia. A cuánta gente no ayudaría. Y todo, a fuerza de oración y sacrificio.

    ¡Claro que una persona que lleva toda la vida perseverando en la oración nos da mil vueltas a los jóvenes! Y a mí, que soy una recién llegada, doscientas mil. De hecho, una de esas personas es la que me está enseñando lo poquito que sé. Ella dice que hace "teología de zapatilla". Ya quisieran muchos teólogos de libro hacer esa teología de zapatilla.

    Mis tiros iban por otro lado. Cuando voy al Rosario por las tardes, en cualquiera de las dos o tres parroquias a las que suelo ir, allí estamos las señoras y yo, que por el segundo misterio ya me he dormido. Vamos, que están las señoras. Una vez vi a un joven y me dieron ganas de sacarle una foto, por si no me creían cuando lo contase. Y las señoras, al menos las que yo conozco, no tienen Facebook ni Twitter ni nada que se le parezca. No sé si veis por dónde voy.

    Mi temor es que exista gente que use el catolicismo como un manual de autoayuda, porque es lo que se hace en su pueblo o porque queda mono. Que las imágenes y las citas, en lugar de ser puentes hacia algo más, sirvan solo para tranquilizar las conciencias o para alimentar supersticiones.

    Parte del catolicismo en España acepta y difunde cosas como esta:
    http://todoerabueno.blogspot.com.es/2013/01/las-ultimas-revelaciones-del.html?m=1
    Así que no toda la guerra está ganada...

    Hay algo que ha apuntado Néstor que me parece muy interesante: ya no se trata de nosotros mismos. Al publicar en redes sociales estamos comunicando. Le estamos contando al mundo qué es ser católico. Una cita o una imagen pueden llegar más fácilmente que un discurso, por supuesto, pero también se prestan más a malas interpretaciones y a prejuicios. Me parece una reflexión necesaria el preguntarnos cómo nos van a ver desde fuera, si estamos realmente comunicando lo que queremos comunicar, antes de pincharle al "publicar".

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  11. Tras unos dís sin comentar (no tenía mucho que añadir), sólo quería hacerte una reflexión.

    Para mi las estampitas no son gominolas, sino más bien una papilla o "potito", por supuesto, todo ello dentro de la categoría de las "estampitas" a las que te refieres. Mi abuela nunca leyó teología, pero no pondría jamás en duda la profundidad de su oración contemplando una imagen de su Virgen Milagrosa.

    En el contrapunto a esas estampitas puedes encontrarte el maravilloso trabajo de la fundación Kolbe de publicitarios católicos. Lo conoces? Te recomiendo MUCHÍSIMO que entres en su web. Eso son estampitas... sencillamente impresionantes.

    http://www.fundacionkolbe.org/trabajos.html

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  12. Conque hubieras publicado el comentario una sola vez nos hubiéramos enterado... :-)

    Estoy de acuerdo en que hay que tener cuidado con lo que se publica pero también pienso a veces que no soy tan importante. Dios conoce y ama a todas sus criaturas y en sus manos está su camino, su conversión... La misma frase puede llevar a malentendidos a unos y despertar el amor dormido de otros, en el mismo momento. ¿Cómo controlamos eso? Muuuuuuuy difícillllllllllllllllll

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  13. Jejejejeje, he publicado el comentario desde el ipad y se me ha triplicado y ahora no lo puedo eliminar :D

    Todo lo que se comunica se va a interpretar de forma distinta dependiendo del receptor, pero eso no es óbice para que por parte del comunicador se trate de optimizar el flujo de información, adecuándolo en lo posible al destinatario. Y desde mi punto de vista, en este caso, lo aconsejable sería conocer muy bien tanto lo que se trata de comunicar (nuestra fe) como el canal que utilicemos (redes sociales, blogs...) y al posible receptor (dentro de lo complicado que es acotar quién te lee y quién no).

    Es cierto que al final todo está en manos de Dios, pero Dios también nos dio la responsabilidad, los conocimientos y la ciencia para que los usemos. Ya sabes, ora como si todo dependiera de Dios, y trabaja como si todo dependiera de ti... Hablando de citas ;)

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