Acabo de recordar cuánto me incomodaba determinada palabra cuando empecé a recibir catequesis. No era "demonio" ni "Dios" ni "obediencia" ni "pecado". Para nada.
Era "misterio".
Cada vez que la oía, saltaba un resorte en mi cabeza. Un "vale, y a partir de aquí es cuando me tomas el pelo".
Me llama la atención que, en aquella época, no pudiera aceptar que hay cosas demasiado complicadas para el hombre, y sin embargo, pudiera oír hablar de la dualidad onda-corpúsculo, del vacío cósmico o de la paradoja de Schrödinger (cosas que tampoco entenderé jamás) sin despeinarme ni siquiera un poquito.
Qué raros somos...
sábado, 8 de diciembre de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-no puedes entenderlo todo!!
ResponderEliminar-y por qué no?
-porque entonces tú serías Dios...menudo Dios tan limitado si cupiese en los planteamientos de una quinceañera (me dijeron un día).
Muy bueno, jejeje.
ResponderEliminary se sigue repitiendo el diálogo (sumándole años y años)...por qué somos tan cabezotas algunos? ...eso si que es un misterio!! :)
ResponderEliminar