Todas las mañanas, antes de que amanezca, paso por delante de Torre Espacio. En uno de los pisos más altos brilla, intermitente, incansable, una luz verde.
Es un sagrario.
Allí, en medio de lo más inopinado, en lo más árido e inesperado de Madrid, brilla una luz color esperanza, por causa de otra luz mucho más brillante.
Todas las mañanas le pido a Dios que me permita ser esa lucecita verde, latiendo en la oscuridad.
martes, 27 de noviembre de 2012
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