viernes, 10 de agosto de 2012

4 No es lo mismo el atún que el betún...

... aunque los dos vengan en lata, como suele decir mi madre.

Ayer tuve una conversación bastante esclarecedora a este respecto, de cómo a veces parece que estamos viendo la misma lata, pero el contenido no es tan parecido. Estaba comiendo con un amigo, creyente-en-Dios-pero-no-en-la-Iglesia, y le comentaba que estoy pensando en acercarme a conocer a los franciscanos seglares para considerar si encajo con ellos o no.

Le dije que, de entrar en la Orden, la formación sería de dos años, y su respuesta, totalmente bienintencionada, fue: "¿Y por qué no colaboras en algo más inmediato, como Cáritas? Puede que dentro de dos años estés ya casada y apenas tengas tiempo de colaborar."

A esto siguió un momento de total desconcierto y confusión por mi parte. Jamás me había planteado la cuestión desde el punto de vista "práctico". Mi objetivo no es colaborar. Esa es la consecuencia. Pero es la consecuencia de algo que no empieza y tampoco termina en la caridad. Mi objetivo es poner mi vida entera a los pies de Dios y decirle "te devuelvo lo que es tuyo, haz con ello lo que quieras". En la soltería, en el matrimonio o en lo que venga. El servicio cristiano a los demás no se limita a los comedores para los pobres: es una opción de vida, que se ejerce en todas las circunstancias y a cada minuto (bueeeeno, se intenta...) y que ineludiblemente se cimenta sobre la fe.

Mi amigo, sin quererlo, estaba tomando la misma actitud que todos aquellos que dicen que los únicos que hacen algo en la Iglesia son los de Cáritas, que los curas y los religiosos de clausura viven a la sopaboba de los creyentes, o que todo lo que nos gastamos en velas habría que emplearlo en comida para África.

Este es uno de los cismas menos evidentes pero opino que fundamentales entre católicos y no católicos. Mientras la sociedad en general siga juzgando la valía de un acto por su utilidad material y a ser posible económica, seguiremos, como Sísifo, empujando la misma piedra ladera arriba una y otra vez para dejarla caer antes de llegar a la cumbre. Seguiremos enviando a los países subdesarrollados ONGs de jóvenes idealistas que hacen la maleta de vuelta cuando la cosa se pone muy fea. Seguiremos dando limosna a los mendigos mientras construimos una sociedad de "tonto el último". Seguiremos quejándonos de lo mal que va el país mientras producimos dirigentes que nos roban.

Porque el amor al prójimo no es dar lo que (casi nunca) me sobra a los que no tienen para comer. Es entregarme a Dios y por ende a mis hermanos, a todos, cada día más y cada día mejor. No solo en tiempo o en dinero, sino en amor, en generosidad, en atención y en alegría. Mientras no comprendamos esto, mientras mi vida valga más que la de mi hermano, siempre habrá un punto a partir del cual no estoy dispuesto a seguir. Y a partir de ese punto, el mal seguirá creciendo.

4 comentarios:

  1. Creo que el citado amigo soy yo :)

    Empiezo tirándote de las orejas :)

    "Seguiremos enviando a los países subdesarrollados ONGs de jóvenes idealistas que hacen la maleta de vuelta cuando la cosa se pone muy fea"

    Te puedo asegurar que eso es mentira, trabajo con Médicos sin Fronteras, y tengo amigos en Cruz roja, y te aseguro que prefieren morir a irse de donde estén asignados, a eso, se le llama generalizar, y es lo primero que no os gusta que hagamos con vosotros, ¡no caigas en la trampa tu también!

    Ahora ya si, sigo :)

    " Mi amigo, sin quererlo, estaba tomando la misma actitud que todos aquellos que dicen que los únicos que hacen algo en la Iglesia son los de Cáritas, que los curas y los religiosos de clausura viven a la sopaboba de los creyentes, o que todo lo que nos gastamos en velas habría que emplearlo en comida para África."

    Yo hablaba de ayuda efectiva, dime que hace una monja de clausura para ayudar al necesitado, o un obispo, porque yo no lo veo.

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    1. ¡Hola, Juan!


      Ante todo, perdónperdónperdón, porque sí, he generalizado exactamente como detesto que hagan los demás. Jo, tengo mucho que aprender. Gracias.

      He aquí lo que quería decir y expliqué tan mal:

      Mi primer postulado es que sin una referencia absoluta para el amor, la entrega, la generosidad, etc., es más difícil mantener los valores y hacerlos tender hacia su absoluto, precisamente porque falta ese absoluto, esa referencia.

      Mi segundo postulado es que esa referencia, para ser absoluta, tiene necesariamente que ser externa al hombre (porque si es una creación del hombre, el hombre puede cambiarla a su antojo, por tanto no es absoluta).

      Mi tercer postulado, como católica, es que esa referencia es Dios, y que por tanto alimentar los valores pasa por alimentar la fe.

      Y ahí es donde entran, entre otros, monjas de clausura y obispos. Las monjas de clausura, por su vida de contemplación y oración, acumulan una sabiduría y una profundidad en la fe que luego se encargan de "contagiar" al resto de los cristianos, lo que nos sustenta y da fuerzas. Un ejemplo: Santa Teresita del Niño Jesús, patrona de los misioneros, no salió en su corta vida del convento de clausura. Pero es patrona de los misioneros porque ejerció un papel muy importante de apoyo, consejo, aliento y maternidad espiritual sobre los misioneros. Ellos le preguntaban sus dudas y le trasladaban sus problemas, y sentían que tenían a una madre que les protegía y apoyaba.

      (Para los católicos, también ejercen la función importantísima de la oración, pero como es algo en lo que no tienes por qué creer, pues lo dejo de momento).

      En cuanto a los obispos, ellos son los pastores de la Iglesia, los sucesores de los apóstoles. Su función es mantener y transmitir la fe y los valores cristianos (que lo hagan mejor o peor, es otra historia, porque veinte siglos dan para muchas meteduras de pata de las que cada uno debería dar cuenta. Pero esa es su función).

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  2. Efectivamente no se puede generalizar. Conozco un poco Cruz Roja, y existen directivos con sueldos de 3.000 y 4.000 euros al mes, con horarios de mañana en despachos muy cómodos, y creo que se han creado su poltrona y se benefician de los que realmente están sacrificados y dando todo su tiempo y esfuerzo. Esto también pasa en la casi totalidad de ONG´S, se ha hecho negocio con la penuria ajena.
    ¿Se puede extrapolar a la Iglesia Católica? Creo que no, antes pensaba como Juan; ahora pienso como Susana. Esas monjas de clausura son el timón de la fe y del amor.
    ¿Existirán "vividores" profesionales que utilicen a la Iglesia? Pues de todo hay en la viña del Señor, pero hay qué penita me dan: Decía Jesús algo así como que lo peor no es que vosotros no entreis en el Reino de los cielos, sino que no dejeis entrar a los demás,y ahí se refiere a los consagrados que no dan ejemplo, que están aliados con el demonio.
    Para entendernos, si en la vida real cometes un delito, por ser policía te ponen más pena, porque se da por hecho que tienes que dar ejemplo. Pues eso mismo.

    Saludos

    V. Clavero

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  3. Sí a lo primero y sí a lo segundo. Tenemos de todo, y tenemos tambien más responsabilidad. Pero creo que no solo la jerarquía eclesiástica: tambien los cristianitos de a pie, en cuanto que testigos, tenemos una gran responsabilidad.

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