0 Sacerdote y psicólogo forense

Como buena aficionada a la novela negra y a las series policíacas, me encanta el reportaje que le dedica Religión el Libertad a Anthony Pinizzotto, un sacerdote que durante años ha trabajado en el FBI estudiando cómo funciona la mente criminal. Ahora está jubilado, pero sigue atendiendo consultas y dando conferencias.

No puedo evitar el eco con la novela que estoy leyendo ahora, la última de la serie de mi adorado Padre Brown. Este sacerdote, que también se vale de sus conocimientos de la mente humana para atrapar a los criminales, fue creado por G. K. Chesterton con el ánimo de romper los prejuicios que relacionan la creencia en Dios con la falta de racionalidad, el pensamiento mágico y la superstición. En La incredulidad del Padre Brown se dice:

- Usted debería ponerse del lado de todas esas cosas que las personas estúpidas llaman supersticiones. Vamos, ¿no cree usted que hay mucha verdad en lo que dicen las viejas acerca de la suerte, encantos y otras cosas, incluyendo las balas de plata? ¿Qué opina usted de esto, como católico?

- Pues le digo que soy agnóstico -contestó el padre Brown sonriendo.

- Tonterías -pretendió Aylmer impaciente-, su tarea no consiste más que en creer cosas.

- Pues naturalmente que creo algunas cosas -concedió el padre Brown-; y por ello, como es natural, dejo de creer en otras.

Un católico formado es la persona más escéptica que pueda encontrarse respecto a energías, piedras mágicas y demás, precisamente por estar más cerca de la verdad. Y porque ese algo que en nosotros busca a Dios, cuando lo encuentra, deja de buscar en los sitios equivocados.